lunes, 18 de febrero de 2013

Mitos y realidades alrededor de la Manufactura Esbelta (Lean Manufacturing)


Hoy voy a tocar un tema que en lo personal me genera sentimientos encontrados, por un lado fue una filosofía de trabajo que me llevo a un cambio de paradigma y que me hizo tener una perspectiva diferente de lo que mi profesión y el gusto por la misma es; por otro lado, una molestia constante al ver cómo se maneja y se manosea esta filosofía de trabajo que tantos beneficios puede aportar si se aplica de una manera correcta.
 
Es absurdo pretender entender y aplicar esta filosofía de trabajo de forma adecuada y exitosa con solo aprenderse las herramientas y aplicarlas como si fueran simples recetas de cocina, el mercado está plagado de charlatanes que pregonan un amplio conocimiento –teórico básicamente- de las herramientas de la metodología. Conocer y entender la base metodológica y conceptual de esta filosofía de trabajo es importante pero no es la base de éxito que garantice los resultados esperados.
Como sabemos, es una filosofía de trabajo nacida en Japón, de ahí viene el primer cuestionamiento, no todos somos japoneses, sin que esto conlleve una calificación de ser bueno o malo en función de la nacionalidad, es una simple cuestión de visión de vida e idiosincrasia.
Un japonés solo tiene que entender la base metodológica y conceptual para poder aplicar la metodología porque la parte de visión de vida –y por ende del trabajo y negocio- ya la tiene.
 
Los Latinoamericanos tenemos una visión de vida y una idiosincrasia diferente, no es mejor ni peor que la japonesa, es simplemente diferente y por lo tanto aplicar solo las herramientas “a la mexicana” no es la mejor manera de tener el beneficio de la misma si no llegamos a entender los fundamentos de la visión japonesa hacia el trabajo y el negocio, es decir el tan llevado y traído cambio de paradigma.
Podemos tratar de implementar las herramientas –son muy sencillas, prácticas y de sentido común- de acuerdo a la concepción digamos “occidental o americana” que nos han inculcado desde la Universidad, el resultado no será muy diferente del que ya estamos teniendo con la aplicación de otras metodologías como Planeación y Control de Producción, Control de Procesos, TQM, etc, etc.
 
La diferencia entre tener algunos resultados y realmente comenzar a dar resultados impensables radica en realmente aplicar un cambio de paradigma con respecto a la visión de trabajo y de negocio que tenemos, tampoco es que sea ciencia nuclear pero si no generamos este cambio de paradigma no vamos a poder sacar toda la ganancia a esta metodología.
Este cambio no se logra por el simple hecho de desearlo, se requiere de toda una secuencia de pasos y actividades diseñadas y aplicadas dentro de la misma metodología y sobre todo, se requiere la supervisión y seguimiento de personal entrenado y calificado en este cambio de paradigma, es decir, personas que ya vivieron el cambio y cuentan con esa nueva percepción.
Aquí es donde tristemente, he visto infinidad de charlatanes que son excesivamente teóricos y que solo cuentan con el entendimiento teórico –a veces- pero no saben entender la aplicación práctica de la metodología.
 
¿Porque hablo tan seguro de este cambio y este tipo de situaciones?, por una razón muy sencilla, porque lo viví, -tuve esa fortuna- y era el principal crítico de la metodología, como buen representante del modelo operativo occidental, primero estudie la metodología como me fue requerido y me di cuenta en ese entonces que no eran más que una serie de recomendaciones y de herramientas no muy complicadas que hacían mucho sentido pero que no eran desde el punto de vista conceptual, muy diferentes de lo que estábamos haciendo –sobre todo en una compañía como Procter & Gamble- en ese entonces.
Tuvieron que pasar muchos meses de entrenamiento hands-on y muchas intervenciones del consultor japonés, para realmente poder entender la aplicación práctica – que para mí es la gran diferencia de toda esta filosofía de trabajo- y como lo entiende un trabajador japonés pero a los ojos, sentimiento y entendimiento de nosotros, los trabajadores latinoamericanos, y mexicanos para más detalle.
 
El individuo y el equipo. Equipos Auto dirigidos.
Para mí, este es un tema de capital importancia, entender estos conceptos de individualidad y trabajo en equipo desde el punto de vista de la visión japonesa y como poder aplicarlo a la visión e idiosincrasia del mexicanos promedio.
La metodología explica de forma clara, sencilla y directa lo que un equipo autodirigido debe de ser, sin embargo a la hora de ponerlo en práctica –sin el real cambio de paradigma- simplemente es la primera barrera infranqueable para el éxito de la metodología.
Es en este punto donde el consultor experto en este cambio de paradigma debe de hacer un esfuerzo adecuado para ir corrigiendo y llevando a toda la Organización hacia ese cambio de paradigma.
Por eso se habla de una “masa crítica” que se debe de entrenar primero en el entendimiento y calificación de la metodología. Esta masa crítica es la que posteriormente será la piedra angular del cambio de paradigma de la Organización.
 
El solo hecho de dividir a la Organización en grupos de trabajo de acuerdo a los requerimientos de la metodología no ayuda en gran cosa, es una simple receta de cocina, los equipos no serán auto dirigidos por el simple hecho de estar conformados en equipos.
Necesitamos habilitarlos, entrenarlos y después forzarlos que realmente actúen como una entidad autónoma pero interdependiente e interrelacionada con los demás equipos de trabajo de la Organización.
Esto  no se logra con el simple hecho de entrenarlos en las 8 grandes pérdidas o desperdicios, en las 5’s o en entender que es un Kaizen o la Heramienta de Kanban.
Se debe de integrar primero la visión de la metodología y llevar de la mano al equipo para que realmente sea autosuficiente, sea práctico y utilice el sentido común, que es la parte más difícil de lograr.
 
Nuestra visión “occidental” muestra cierta tendencia a complicar las cosas, porque entre más complicado algo sea, la solución debe de ser más elaborada, y entre más elaborada sea la solución, mayor reconocimiento para el o los solucionadores. Puede no gustarnos pero así somos, así fuimos educados y esta situación está profundamente arraigada en nuestra forma de pensar y de “resolver” las cosas. El japonés es mucho más práctico, sencillo y sin complicaciones, por lo que es muy diferente la aplicación de las mismas herramientas con estas dos visiones, al menos los resultados de negocio asi nos lo demuestran. Un ejemplo muy sencillo pero muy real:
Cuando tenemos un problema con alguna maquina o una línea de producción, la cual nos está generando problemas de calidad con el producto final digamos un error en el sellado de algún empaque, nuestra tendencia normal, de cómo fuimos educados es la de seguir el siguiente proceso:
1.       Recolectar los datos y agruparlos
2.       Hacer un análisis –entre más científico o estadístico, mejor- para evaluar la situación actual.
3.       Hacer un resumen de lo que encontramos en el análisis, es decir las posibles causas, los efectos, y las posibles soluciones.
4.       Posteriormente armar una presentación para presentar a la Gerencia y conseguir la aprobación de los recursos necesarios para implementar la solución.
5.       Si todo sale bien y no nos perdemos en cuestionamientos y discusiones interminables alrededor de que fue primero si el huevo o la gallina, tenemos la aprobación de los recursos para implementar la solución.
6.       Ya después de todo esto, finalmente podemos comenzar a trabajar en la solución, para esto ya paso el tiempo y la acumulación de fallas –y pérdidas o desperdicios- ha crecido de forma considerable por lo que se hace urgente la intervención del equipo o las personas que estarán implementando la solución.
 
No está mal el enfoque si se llega a la solución correcta, el problema es el tiempo que se toma y el riesgo de desviarse de esa solución correcta y terminar corrigiendo solo un síntoma y no una causa.
Con el cambio de paradigma el curso de acción es más sencillo, si la máquina y el proceso fueron concebidos originalmente para producir producto sin fallos entonces algún parámetro o condición de la maquina esta fuera de las especificaciones o cuenta con un defecto, la persona que mejor puede saber qué tipo de defecto tiene la maquina es el o los operadores de la misma, con la ayuda de su equipo autodirigido y las herramientas de la metodología, pueden determinar la causa y la solución en menos de 24 horas, corregirla y seguir adelante.
 
En la visión “occidental” nos enseñan a diseñar graficas de control y procesos de monitoreo y control para corregir y reajustar las máquinas y minimizar las fallas y defectos.
El japonés se dedica a mantener las maquinas libres de defectos y de fallas y de esa manera asegura obtener siempre producto dentro de especificaciones, no es necesario entonces tantos recursos para monitoreo, control y reacondicionamiento de producto defectuoso.
 
Es como comentaba en mi intervención de servicio a clientes, la mejor área de servicio a clientes es la que no existe porque uno no tiene necesidad de llamar puesto que el producto adquirido viene garantizado 100% y libre de fallas y defectos.
 
Esta visión no se gana con el simple hecho de aprender las herramientas y formar equipos de trabajo, es una visión que se debe de trabajar para desarrollar esa ingeniería del sentido común que tanta falta nos hace en nuestro medio latinoamericano.
Por hoy aquí terminamos pero seguiremos en un futuro con esta discusión tocando el tema del papel de la gerencia y la supervisión en esta metodología.


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