martes, 3 de septiembre de 2013

Capacidad y Flexibilidad de Producción. El arte de la Planeación.


Muchas de las herramientas y metodologías en boga en la actualidad tienen como uno de sus objetivos centrales, optimizar la capacidad de la producción, conectarla con las necesidades del cliente y añadir valor a la cadena de suministro.
La fórmula para hacerlo es relativamente sencilla, tener el producto requerido en el lugar indicado, en la  cantidad adecuada, en el momento correcto y al precio acordado; en pocas palabras esto se considera como una cadena que agrega valor al negocio.
Nadie puede estar en desacuerdo con estos objetivos, sin embargo, del dicho al hecho hay un gran trecho.
 
La simple aplicación de herramientas y metodologías tipo “receta de cocina” solo nos puede asegurar una cosa: el fracaso.
Lo realmente importante es entender los conceptos alrededor de lo que se denomina como cadena de valor, en la medida que entendamos esos conceptos podemos ir adaptando las diferentes herramientas con las que contamos para realmente diseñar, desarrollar y operar una cadena que agregue valor al negocio.
Lo importante en resaltar es que;  cada unidad de negocio cuenta con circunstancias y particularidades específicas que debemos de entender para poder adaptar las diferentes herramientas a esas circunstancias de forma que el resultado  esperado siempre sea el mismo: añadir valor.
Debemos de entender que lo que funciona para cierto negocio de acuerdo a sus circunstancias y particularidades no siempre o casi nunca funciona para otros.
Esto quiere decir que no por copiar exactamente igual la cadena de suministro de Apple o de Dell o de P&G (líderes en agregar valor a la cadena) vamos a tener el tipo de resultados que esas compañías normalmente entregan.
 
La base de crear capacidad y flexibilidad en el proceso de conversión o manufactura, es la manufactura misma.
Herramientas como TPM, Lean, Six Sigma, ISO, etc , etc, etc, están básicamente orientadas a desarrollar la flexibilidad y eficiencia optima que la planta puede ofrecer.
Ha corrido mucha tinta al respecto de cuál es la mejor herramienta para incrementar la eficiencia y la flexibilidad de la producción; muchas discusiones al respecto del uso de diferentes herramientas y sus resultados se encuentran por doquier; sin embargo debemos de reconocer una cosa, incrementar eficiencia y flexibilidad directamente en el proceso productivo es muy caro y lleva su tiempo, no son cambios inmediatos.
Estoy de acuerdo que en el largo plazo la inversión en el desarrollo de la eficiencia y la flexibilidad en la producción se paga y se paga con creces, lo crítico es no morir en el camino.
 
Muchas compañías invierten recursos importantes en el incremento de la eficiencia y la flexibilidad –que no en el incremento de la capacidad- con el objetivo de generar mas valor para su mercado y sus clientes, esto no es malo, todo lo contrario es una muy buena apuesta para el futuro, sin embargo es importante no desestimar que los negocios se desarrollan siempre en tiempo presente.
A nuestros clientes y consumidores no les interesa en lo más mínimo si hace dos años teníamos muy malas eficiencias y las hemos corregido, o si dentro de tres años la nueva línea de producción nos permitirá tener mejores costos y eficiencias en los productos; no a ellos les importa que hoy nuestro producto este en donde ellos esperan, en la cantidad adecuada, en el momento indicado y con la relación precio valor que ellos consideran correcta.
Entonces ¿Qué componente o concepto de la cadena de valor nos puede dar la solución para el aquí y ahora y además contemplar todas las iniciativas y cambios en propuestos para el futuro?.............La Planeación.
 
En mi experiencia, antes de comenzar a corregir o incrementar la eficiencia y/o la flexibilidad del proceso productivo, debemos de revisar y adaptar o corregir el proceso de planeación de la capacidad de producción, de los materiales y muy importantemente………de nuestra demanda.
Aquí esta una de las claves para comenzar el desarrollo de una real cadena de suministro que agregue valor y que se convierta en una ventaja competitiva y no en una ventaja comparativa.
Muchas veces la baja eficiencia del proceso productivo y sus consecuencias –altos costos, altos inventarios, mucho desperdicio- son generados por una pésima planeación de la misma; paradójicamente cuando nos empeñamos en planear para “optimizar” la eficiencia olvidándonos de nuestro mercado y de la demanda del mismo, es cuando menor eficiencia, menor flexibilidad y menor valor generamos.
 
Por esta y muchas otras razones, el proceso de planeación integral del negocio es el proceso alrededor del cual se pueden maximizar las capacidades funcionales actuales y es la base para detectar y definir las capacidades futuras.
Ahora bien, tampoco necesitamos de inicio un proceso integrado de IBP o S&OP fundamentado en un ERP a tiempo real y de última generación para poder incrementar las capacidades de producción y la flexibilidad de la misma. Solo requerimos entender dos cosas fundamentales: nuestro estado actual y el concepto de planeación
Entender las capacidades actuales significa hacer un análisis realista y objetivo de nuestras capacidades actuales, nuestras fallas y defectos –o áreas de oportunidad- nuestras fortalezas y ventajas. No se trata de seguir basados en expectativas no cumplidas o en buen español, lo que quisiéramos tener como capacidad. Solo reconociendo nuestros límites y limitaciones es que podemos establecer una estrategia adecuada de como optimizar todos y cada uno de los recursos con los que contamos.
 
Entender el concepto de la planeación es poder exprimir al máximo nuestras capacidades, establecer fronteras adecuadas y factibles pero sobre todo, comenzar a escribir historias de éxito en el desarrollo de nuestra cadena de valor.
Una adecuada planeación genera de inicio la optimización del proceso productivo, le elimina obstáculos y le permite estabilizarse para poder incrementar su capacidad por el simple hecho de  ser más eficiente.
Debemos de partir de la base de que así como casi todo es negociable, así mismo casi todo se puede planear. Es una actitud que debemos de tener hacia nuestro negocio, bajo este concepto, todo lo que pueda incidir en nuestra capacidad, nuestra flexibilidad y en nuestros resultados se debe de contemplar en el proceso de planeación.
Esto no quiere decir tampoco que debemos de desarrollar complicados modelos matemáticos que contemplen una y mil variables y sus incidencias en nuestro negocio, no por el contrario, la mejor planeación es la más sencilla y la que casi todo mundo entienda.
Del entendimiento del concepto de planeación y sobre todo, del entendimiento de mi mercado (mis clientes y consumidores, sus expectativas y requerimientos) es de donde podemos desarrollar y operar un proceso de planeación integral que nos permita optimizar nuestra cadena y realmente generar valor.
Mantener aislados los procesos de planeación de proveedores, de materiales, de producción, de distribución y de demanda solo nos lleva a tener diferentes entidades con objetivos y direcciones que rara vez coinciden.
Todas las fases de la planeación deben de estar conectadas al fin último que es cumplir con las expectativas y necesidades de mis clientes y consumidores.
De nada sirve producir al 100% de la eficiencia esperada de planta para reducir costos de manufactura si la mistad de la producción se hace solo para incrementar el inventario y eventualmente enfrentar obsolescencia y destrucción.
De nada sirve tampoco mantener casi cero inventarios de materiales si los paros de Planta por falta de los mismos disparan el costo y destrozan la eficiencia y la flexibilidad del proceso productivo.
De igual forma de nada sirve tener el inventario adecuado de productos si nunca contamos con la red de distribución adecuada para hacer llegar esos productos al mercado. Todo está interrelacionado por un simple concepto: Planeación.
 
Existen una y mil herramientas que nos ayuden a planear, sin embargo con esto no es suficiente para tener una planeación efectiva, como lo he venido mencionado, es importante tener una actitud adecuada y un entendimiento correcto del concepto para poder desarrollar y operar un proceso de planeación adecuado, aquí las recetas de cocina sirven menos que nada.
Con esto quiero decir que un planeador no nace, se hace. Son necesarias muchas horas de dedicación, de entrenamiento, de entendimiento de los procesos, de las herramientas, pero sobre todo de las conexiones.
El o los planeadores deben de tener una visión integral del negocio para poder entender y aterrizar las restricciones del proceso particular y del proceso general. Deben de tener la capacidad de trabajar en equipo para poder compartir información al respecto de la cadena productiva.
El proceso de planeación no pude ni debe de  dejarse en manos inexpertas, es un proceso crítico, más aun que el mismo proceso productivo. De la correcta aplicación del concepto de planeacion dependerá el desempeño de la manufactura, los inventarios, la distribución y las ventas.
Un proceso bien planeado entregara resultados positivos aun cuando se cuente con limitaciones considerables en el proceso productivo, la distribución o el mercado.
Un proceso mal planeado, entregara resultados mediocres aun cuando se tenga un proceso productivo de última generación, un ERP integrado y moderno y los recursos necesarios para la operación.
 

En resumen, muchas empresas le dan mucho más importancia y preponderancia al expertise técnico de su proceso de manufactura, esto es bueno tenerlo pero es inherente al mismo proceso productivo, es decir, aun cuando no lo conozca de inicio, el solo hecho de operarlo en el día a día, me puede dar la maestría técnica del mismo con el tiempo.
El experise en el proceso de planeación no se da por el simple hecho de dominar técnicamente el proceso productivo, este se debe de ir construyendo y desarrollando con el tiempo y de la mano de expertos en ese campo.
Tener el conocimiento técnico de la operación es una buena base para comenzar a entender y aprender el proceso de planeación, no contar con ese conocimiento técnico no es una limitante para planear adecuadamente si es que se domina y entiende el proceso de planeación.
Por el contrario, llegar a aprender la técnica de un proceso productivo después de contar con la maestría y experiencia de la planeación enriquece la operación.
 
La clave del éxito de cualquier cadena de suministro que pretenda generar valor para sus clientes radica en desarrollar y operar una nivel de planeación superior a su capacidad de producción, esto es, no importa que tan limitado sea mi proceso productivo, si lo planeo adecuadamente, le puedo sacar casi el 100% de eficiencia y flexibilidad y mantener mis objetivos de negocio de forma correcta y de acuerdo a mis limitaciones.
Más adelante estaremos discutiendo sobre la planeación integrada, la planeación centralizada y la extensión de la cadena de valor, es decir hasta donde debo de extender mi cadena para poder tener la planeación adecuada.

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