Muchas de las herramientas y metodologías en boga en la
actualidad tienen como uno de sus objetivos centrales, optimizar la capacidad
de la producción, conectarla con las necesidades del cliente y añadir valor a
la cadena de suministro.
La fórmula para hacerlo es relativamente sencilla, tener
el producto requerido en el lugar indicado, en la cantidad adecuada, en el momento correcto y
al precio acordado; en pocas palabras esto se considera como una cadena que
agrega valor al negocio.
Nadie puede estar en desacuerdo con estos objetivos, sin
embargo, del dicho al hecho hay un gran trecho.
La simple aplicación de herramientas y metodologías tipo “receta
de cocina” solo nos puede asegurar una cosa: el fracaso.
Lo realmente importante es entender los conceptos
alrededor de lo que se denomina como cadena de valor, en la medida que entendamos
esos conceptos podemos ir adaptando las diferentes herramientas con las que
contamos para realmente diseñar, desarrollar y operar una cadena que agregue
valor al negocio.
Lo importante en resaltar es que; cada unidad de negocio cuenta con
circunstancias y particularidades específicas que debemos de entender para
poder adaptar las diferentes herramientas a esas circunstancias de forma que el
resultado esperado siempre sea el mismo:
añadir valor.
Debemos de entender que lo que funciona para cierto
negocio de acuerdo a sus circunstancias y particularidades no siempre o casi
nunca funciona para otros.
Esto quiere decir que no por copiar exactamente igual la
cadena de suministro de Apple o de Dell o de P&G (líderes en agregar valor
a la cadena) vamos a tener el tipo de resultados que esas compañías normalmente
entregan.
La base de crear capacidad y flexibilidad en el proceso
de conversión o manufactura, es la manufactura misma.
Herramientas como TPM, Lean, Six Sigma, ISO, etc , etc,
etc, están básicamente orientadas a desarrollar la flexibilidad y eficiencia
optima que la planta puede ofrecer.
Ha corrido mucha tinta al respecto de cuál es la mejor
herramienta para incrementar la eficiencia y la flexibilidad de la producción;
muchas discusiones al respecto del uso de diferentes herramientas y sus
resultados se encuentran por doquier; sin embargo debemos de reconocer una
cosa, incrementar eficiencia y flexibilidad directamente en el proceso
productivo es muy caro y lleva su tiempo, no son cambios inmediatos.
Estoy de acuerdo que en el largo plazo la inversión en el
desarrollo de la eficiencia y la flexibilidad en la producción se paga y se
paga con creces, lo crítico es no morir en el camino.
Muchas compañías invierten recursos importantes en el
incremento de la eficiencia y la flexibilidad –que no en el incremento de la
capacidad- con el objetivo de generar mas valor para su mercado y sus clientes,
esto no es malo, todo lo contrario es una muy buena apuesta para el futuro, sin
embargo es importante no desestimar que los negocios se desarrollan siempre en
tiempo presente.
A nuestros clientes y consumidores no les interesa en lo más
mínimo si hace dos años teníamos muy malas eficiencias y las hemos corregido, o
si dentro de tres años la nueva línea de producción nos permitirá tener mejores
costos y eficiencias en los productos; no a ellos les importa que hoy nuestro
producto este en donde ellos esperan, en la cantidad adecuada, en el momento
indicado y con la relación precio valor que ellos consideran correcta.
Entonces ¿Qué componente o concepto de la cadena de valor
nos puede dar la solución para el aquí y ahora y además contemplar todas las
iniciativas y cambios en propuestos para el futuro?.............La Planeación.
En mi experiencia, antes de comenzar a corregir o
incrementar la eficiencia y/o la flexibilidad del proceso productivo, debemos
de revisar y adaptar o corregir el proceso de planeación de la capacidad de producción,
de los materiales y muy importantemente………de nuestra demanda.
Aquí esta una de las claves para comenzar el desarrollo
de una real cadena de suministro que agregue valor y que se convierta en una
ventaja competitiva y no en una ventaja comparativa.
Muchas veces la baja eficiencia del proceso productivo y
sus consecuencias –altos costos, altos inventarios, mucho desperdicio- son
generados por una pésima planeación de la misma; paradójicamente cuando nos
empeñamos en planear para “optimizar” la eficiencia olvidándonos de nuestro
mercado y de la demanda del mismo, es cuando menor eficiencia, menor
flexibilidad y menor valor generamos.
Por esta y muchas otras razones, el proceso de planeación
integral del negocio es el proceso alrededor del cual se pueden maximizar las
capacidades funcionales actuales y es la base para detectar y definir las
capacidades futuras.
Ahora bien, tampoco necesitamos de inicio un proceso
integrado de IBP o S&OP fundamentado en un ERP a tiempo real y de última generación
para poder incrementar las capacidades de producción y la flexibilidad de la
misma. Solo requerimos entender dos cosas fundamentales: nuestro estado actual
y el concepto de planeación
Entender las capacidades actuales significa hacer un análisis
realista y objetivo de nuestras capacidades actuales, nuestras fallas y
defectos –o áreas de oportunidad- nuestras fortalezas y ventajas. No se trata
de seguir basados en expectativas no cumplidas o en buen español, lo que quisiéramos
tener como capacidad. Solo reconociendo nuestros límites y limitaciones es que
podemos establecer una estrategia adecuada de como optimizar todos y cada uno
de los recursos con los que contamos.
Entender el concepto de la planeación es poder exprimir
al máximo nuestras capacidades, establecer fronteras adecuadas y factibles pero
sobre todo, comenzar a escribir historias de éxito en el desarrollo de nuestra
cadena de valor.
Una adecuada planeación genera de inicio la optimización del
proceso productivo, le elimina obstáculos y le permite estabilizarse para poder
incrementar su capacidad por el simple hecho de
ser más eficiente.
Debemos de partir de la base de que así como casi todo es
negociable, así mismo casi todo se puede planear. Es una actitud que debemos de
tener hacia nuestro negocio, bajo este concepto, todo lo que pueda incidir en nuestra
capacidad, nuestra flexibilidad y en nuestros resultados se debe de contemplar
en el proceso de planeación.
Esto no quiere decir tampoco que debemos de desarrollar
complicados modelos matemáticos que contemplen una y mil variables y sus
incidencias en nuestro negocio, no por el contrario, la mejor planeación es la más
sencilla y la que casi todo mundo entienda.
Del entendimiento del concepto de planeación y sobre
todo, del entendimiento de mi mercado (mis clientes y consumidores, sus
expectativas y requerimientos) es de donde podemos desarrollar y operar un
proceso de planeación integral que nos permita optimizar nuestra cadena y
realmente generar valor.
Mantener aislados los procesos de planeación de
proveedores, de materiales, de producción, de distribución y de demanda solo
nos lleva a tener diferentes entidades con objetivos y direcciones que rara vez
coinciden.
Todas las fases de la planeación deben de estar
conectadas al fin último que es cumplir con las expectativas y necesidades de
mis clientes y consumidores.
De nada sirve producir al 100% de la eficiencia esperada
de planta para reducir costos de manufactura si la mistad de la producción se
hace solo para incrementar el inventario y eventualmente enfrentar obsolescencia
y destrucción.
De nada sirve tampoco mantener casi cero inventarios de
materiales si los paros de Planta por falta de los mismos disparan el costo y
destrozan la eficiencia y la flexibilidad del proceso productivo.
De igual forma de nada sirve tener el inventario adecuado
de productos si nunca contamos con la red de distribución adecuada para hacer
llegar esos productos al mercado. Todo está interrelacionado por un simple
concepto: Planeación.
Existen una y mil herramientas que nos ayuden a planear,
sin embargo con esto no es suficiente para tener una planeación efectiva, como
lo he venido mencionado, es importante tener una actitud adecuada y un
entendimiento correcto del concepto para poder desarrollar y operar un proceso
de planeación adecuado, aquí las recetas de cocina sirven menos que nada.
Con esto quiero decir que un planeador no nace, se hace. Son
necesarias muchas horas de dedicación, de entrenamiento, de entendimiento de
los procesos, de las herramientas, pero sobre todo de las conexiones.
El o los planeadores deben de tener una visión integral del
negocio para poder entender y aterrizar las restricciones del proceso
particular y del proceso general. Deben de tener la capacidad de trabajar en
equipo para poder compartir información al respecto de la cadena productiva.
El proceso de planeación no pude ni debe de dejarse en manos inexpertas, es un proceso crítico,
más aun que el mismo proceso productivo. De la correcta aplicación del concepto
de planeacion dependerá el desempeño de la manufactura, los inventarios, la distribución
y las ventas.
Un proceso bien planeado entregara resultados positivos
aun cuando se cuente con limitaciones considerables en el proceso productivo,
la distribución o el mercado.
Un proceso mal planeado, entregara resultados mediocres
aun cuando se tenga un proceso productivo de última generación, un ERP integrado
y moderno y los recursos necesarios para la operación.
En resumen, muchas empresas le dan mucho más importancia
y preponderancia al expertise técnico de su proceso de manufactura, esto es
bueno tenerlo pero es inherente al mismo proceso productivo, es decir, aun
cuando no lo conozca de inicio, el solo hecho de operarlo en el día a día, me puede
dar la maestría técnica del mismo con el tiempo.
El experise en el proceso de planeación no se da por el
simple hecho de dominar técnicamente el proceso productivo, este se debe de ir
construyendo y desarrollando con el tiempo y de la mano de expertos en ese
campo.
Tener el conocimiento técnico de la operación es una
buena base para comenzar a entender y aprender el proceso de planeación, no
contar con ese conocimiento técnico no es una limitante para planear
adecuadamente si es que se domina y entiende el proceso de planeación.
Por el contrario, llegar a aprender la técnica de un
proceso productivo después de contar con la maestría y experiencia de la planeación
enriquece la operación.
La clave del éxito de cualquier cadena de suministro que
pretenda generar valor para sus clientes radica en desarrollar y operar una
nivel de planeación superior a su capacidad de producción, esto es, no importa
que tan limitado sea mi proceso productivo, si lo planeo adecuadamente, le
puedo sacar casi el 100% de eficiencia y flexibilidad y mantener mis objetivos
de negocio de forma correcta y de acuerdo a mis limitaciones.
Más adelante estaremos discutiendo sobre la planeación
integrada, la planeación centralizada y la extensión de la cadena de valor, es
decir hasta donde debo de extender mi cadena para poder tener la planeación
adecuada.